Se cumplen 75 años del bombardeo atómico de Japón


Un reloj de bolsillo parado a las 8:15, hora en la que estalló la bomba atómica en Hiroshima

Resistencia japonesa

En la primavera de 1945 la Alemania nazi había sido derrotada, pero Japón resistía a pesar de la campaña de bombardeos que había llevado a cabo Estados Unidos y que había destruido algunas de las ciudades importantes y se había cobrado cientos de miles de vidas.



En julio de ese año, en Potsdam (Alemania), los líderes de Estados Unidos, Reino Unido y la URSS se reunieron para fijar el orden que regiría en la Europa de la posguerra y solicitar la rendición incondicional de Japón.

Kioto, objetivo inicial
Ya en aquel momento se había decidido que Hiroshima fuera el lugar donde se produjera la deflagración aunque el objetivo inicial que se había fijado era la ciudad de Kioto, antigua capital del país y que posee un impresionante patrimonio monumental. Así lo habían fijado los integrantes de un comité formado por militares y científicos, que valoraban el hecho de que la ciudad no había sufrido apenas destrucción y mantenía activas fábricas e industrias.

Sin embargo, el secretario de Guerra, Harry L. Stimson, logró que Kioto fuera retirada de la lista de objetivos, parece que por su implicación personal con la ciudad, en la que habría pasado su luna de miel. Finalmente, Hiroshima fue la elegida, por su importancia militar.

El 6 de agosto, un bombardero B-29 pilotado por el comandante Paul Tibbets -que lo bautizó como 'Enola Gay' en honor a su madre- despegó de la base aérea de la isla de Tilián, en el Pacífico, y puso rumbo a Japón. La tripulación, con excepción del piloto, desconocía que a bordo transportaban una bomba atómica, con el nombre clave de 'Little boy', y fue Tibbets quien les informó de esa circunstancia cuando se estaban acercando al objetivo.

Destrucción total

La bomba fue lanzada a las 8:15 hora local, cuando el avión sobrevolaba el centro de Hiroshima, a casi 9.500 metros de altura, y explotó cuando se encontraba a unos 600 metros del suelo, liberando una potencia destructora equivalente a 16.000 toneladas de TNT. La temperatura en el centro de la explosión alcanzó entre 3.000 y 4.000 ºC y la destrucción fue prácticamente total en un kilómetro y medio. Unas 70.000 personas murieron al instante y otras tantas lo hicieron en las semanas siguientes a causa de las heridas y los efectos de la radiación.

Sin tiempo para recuperarse del impacto, Japón sufrió un nuevo ataque el 9 de agosto.
En este caso el objetivo era Korura, otra ciudad estratégica, pero la mala visibilidad esa mañana hizo imposible el lanzamiento por lo que el piloto, Charles Sweeny, tuvo que elegir de forma apresurada un destino secundario, ya que el avión no podía volver a aterrizar con la bomba a bordo.



Condicionado por la escasez de combustible, se dirigió a Nagasaki, que ni siquiera era uno de los objetivos iniciales, y poco después de las 11:00 horas soltó el proyectil, con el nombre clave 'Fat man', que explotó con una potencia de más de 20.000 toneladas de TNT, aunque dejó menos víctimas y menor destrucción que en Hiroshima, al encontrarse la ciudad enclavada en un valle.

Aún así, más de 40.000 personas murieron en el acto, la mayoría civiles, y la cifra aumentaría hasta casi el doble a finales de ese año. Fue la última ocasión en la que una bomba nuclear fue utilizada en un enfrentamiento bélico.

El efecto del ataque nuclear fue inmediato: el 14 de agosto Japón aceptó negociar incondicionalmente su rendición. La Segunda Guerra Mundial finalizaría oficialmente el 2 de septiembre, con la firma del Acta de Rendición a bordo del acorazado USS Missouri.