El mundo de las artes marciales no escapa a estos 𝙩𝙧𝙚𝙥𝙖𝙙𝙤𝙧𝙚𝙨 𝙨𝙤𝙘𝙞𝙖𝙡𝙚𝙨, y las envidias entre practicantes, dojos y federaciones son algo más habitual de lo deseable.
El verdadero 𝙖𝙧𝙩𝙞𝙨𝙩𝙖 𝙢𝙖𝙧𝙘𝙞𝙖𝙡 es una persona comprometida consigo misma y con su crecimiento personal, con una sólida moral interiorizada a lo largo de años de práctica que maximiza el respeto a otros practicantes, independientemente del arte que profesen.
Vivir con respeto y humildad, sin menoscabar a otras personas, te hace crecer desde el interior y mantener una 𝙢𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙖𝙗𝙞𝙚𝙧𝙩𝙖 e inquisitiva.
No necesitas humillar a nadie, ni envidiar los logros de otros a tu alrededor.
Aléjate de esas personas que viven para engordar su ego. Ignora sus comentarios que solo pretenden minar tu moral y tu perseverancia.
Cada persona camina su propio 𝙘𝙖𝙢𝙞𝙣𝙤.
Recuerda que la lucha siempre está en
nuestro interior, no afuera.