EN JAPÓN NO EXISTE EL DÍA DEL MAESTRO.

 


Una vez le pregunté a mi colega japonés, el profesor Yamamoto:

Cuándo se celebra el Día del Maestro en Japón y cómo se celebra?

Sorprendido por mi pregunta, respondió:

No tenemos ninguna celebración del Día del Maestro.

Al escuchar su respuesta, no supe si creerle o no.

Me pregunté:

¿Por qué un país con una economía, ciencia y tecnología desarrolladas muestra tal falta de respeto hacia los docentes y su trabajo?

Un día después del trabajo, Yamamoto me invitó a su casa. Como vivía lejos de la escuela, cogimos el metro.

Los vagones del metro estaban abarrotados durante la hora punta de la tarde.

Logré meterme y me puse de pie, agarrándome con fuerza de los pasamanos. 

De repente, un anciano sentado a mi lado me ofreció su asiento.

Al no entender tal comportamiento respetuoso por parte del hombre mayor, no pude aceptar su oferta, pero él insistió y tuve que sentarme.

Después de salir del metro, le pedí a Yamamoto que explicara la acción del anciano. Yamamoto sonrió y señaló mi placa de maestro, diciendo:

Este anciano vio tu placa de maestro y te ofreció su asiento en señal de respeto a tu estatus.

Como era la primera vez que visitaba al profesor Yamamoto, me sentía incómodo yendo con las manos vacías, así que decidí comprar un regalo. 

Compartí mis pensamientos con Yamamoto y él me apoyó, diciendo que más adelante hay una tienda para profesores donde puedes comprar artículos a precios reducidos.

Una vez más, no pude contener mis emociones:

¿Estos descuentos son sólo para profesores?

Yo pregunté.

Confirmando mis palabras, Yamamoto dijo:

En Japón, un profesor es la profesión más respetada, la persona más respetada.

Los empresarios japoneses se alegran cuando los profesores visitan sus tiendas; lo consideran un honor.

Durante mi estancia en Japón, vi repetidamente cómo los japoneses respetan profundamente a los profesores.

Hay asientos separados para ellos en el metro, tiendas exclusivas y los profesores no hacen cola para comprar billetes en ningún medio de transporte.

¿Por qué los profesores japoneses necesitan un día festivo aparte cuando cada día de sus vidas es como una celebración?

Mientras vuelvo a contar esta historia, deseo de todo corazón que nuestra sociedad crezca hasta tal nivel de reverencia por los docentes, ¡y que los docentes sean dignos de un título tan alto!

¡Que el orgullo lata en todos nuestros corazones! 

Maestro, me inclino ante tu nombre.

Luis Astorga Camus